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Cabildo Arhuaco del Magdalena y La Guajira entrega dos predios en la comunidad de Kʉntinʉrwa

Entrega de documentación oficial de los predios/Kuntinurwa
Entrega de documentación oficial de los predios/Kuntinurwa

El Cabildo Arhuaco del Magdalena y La Guajira hizo entrega formal de dos predios a familias de la comunidad de Kuntinurwa: La Nueva Esperanza, de 168 hectáreas, y Blanca Flor, de 158 hectáreas. Los nuevos propietarios, Eliseo Torres, Alex Robles y Adalberto Torres, recibieron la documentación legal de manos del gobernador del Cabildo, en una ceremonia acompañada por autoridades tradicionales y comunales.

Esta entrega es el resultado de más de 12 años de gestión por parte del Cabildo y contó con el respaldo de la Agencia Nacional de Tierras y el Gobierno Nacional. El objetivo no es solo el acceso a tierras para la producción y el sustento familiar, sino la recuperación de espacios ancestrales fundamentales para la vida espiritual, cultural y ambiental del pueblo Arhuaco.

Entrega de escrituras predio La Esperanza
Entrega de escrituras predio La Esperanza

Kʉntinʉrwa: Territorio Sagrado y Espacio de Protección

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Kʉntinʉrwa es una de las comunidades del pueblo Arhuaco ubicada en la cuenca del río Ariguaní, al norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Forma parte del sistema de pueblos sagrados que, según la cosmovisión indígena, representan partes del cuerpo de la Madre Tierra y son esenciales para mantener el equilibrio de la vida.

Desde su fundación en 2009, Kʉntinʉrwa ha sido concebida como una “talanquera” espiritual: un espacio de contención frente a las amenazas externas y un punto clave para la realización de pagamentos y ceremonias tradicionales. La cercanía de los predios entregados refuerza esta misión, asegurando la protección de los espacios naturales y culturales que sostienen la identidad del pueblo Arhuaco.

Un Compromiso con el Territorio y la Vida

El Cabildo Arhuaco celebra este paso importante hacia el fortalecimiento de las comunidades y la defensa del territorio ancestral. Se reafirma el compromiso con el gobierno propio, la armonía con la naturaleza y la continuidad de los principios espirituales que guían el camino de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada.